
El objetivo principal es siempre el mismo, conseguir el "control" de la víctima.
Las consecuencias de la violencia doméstica son muy negativas para la víctima, incluyendo consecuencias físicas, pero también psicológicas, con frecuencia más graves.
Una de estas consecuencias psicopatológicas es el trastorno de estrés postraumático y la depresión, que afecta al 63,8% y 50% respectivamente de las víctimas, se consideran las consecuencias psicopatológicas más graves e incapacitantes. Otros efectos psicopatológicos habituales son trastornos de ansiedad, pérdida de autoestima, sentimiento de culpa, conductas suicidas, abuso de alcohol y drogas o disfunciones sexuales.
Junto a estos problemas, la pérdida de relaciones afectivas, los sentimientos de culpa, el aislamiento social, la desesperanza y la indefensión ante el maltrato, los elevados niveles de estrés, junto con las dificultades para tomar decisiones, desarrollar nuevas habilidades o planificar actividades, reducen las posibilidades reales de reorganizar una nueva vida
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