jueves, 30 de marzo de 2017

"EL LAGOM" SE FELIZ CON LO QUE TIENES

Lagom es una palabra sueca que significa la medida justa, lo suficiente, la cantidad justa, en el punto medio, lo adecuado, ni mucho ni poco, óptimo.
Lagom es la cantidad que se necesita para que algo esté en acuerdo con la ley, es decir, como tiene que ser. Se pronuncia logos y los suecos tienen  una frase célebre y conocida por todos "Lagom är best", es decir, Lagom es o mejor.
Cuando alguien te sirve una comida, una bebida... y tu consideras que lo servido es lo suficiente, dirás lagos, lo cual significa que lo que te han servido (la cantidad) es justo lo que quieres consumir.
Una costumbre vikinga era beber todos del cuerno y que todos tuvieron una parte equitativa. Aquí los vikingos utilizaban el verbo "laget  om" para significar cuánto podían beber del cuerno.
En la filosofía de vida sueca Lagom expone muchísimas cosas de su cultura y de sus valores, una cultura que por experiencias pasadas intenta inculcar que no son necesarios los excesos. En este sentido Lagom dicta que debemos ser felices con lo que tenemos. Aprender a disfrutar de la vida tal cual se nos presenta.
A diferencia de Hygge que promueve disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y apuesta por el "Todo por la comodidad", lagos es una oda a la moderación y la frugalidad.
Para conseguir este equilibrio, se recomiendan los siguientes consejos para "aprender a vivir con lo básico". Acciones simples que harán que poco a poco es estrés desaparezca:
                           
  1. Lograr equilibrio entre el  trabajo y la vida personal Trabajar no puede ni debe ser tu vida. Pero tampoco el trabajo doméstico, no sólo el laboral, tiene que apoderarse de tu vida. A veces parte del trabajo doméstico lo transformamos en tares obligatorias e innecesarias para poder vivir. (Muchas actividades de ocio, salud..etc, las convertimos en tareas realmente obligatorias, tareas que pueden esperar, las que llamamos de semiocio).
  2. Vivir sin excesos  En los países nórdicos esta norma se observa en muchos ámbitos (práctico y funcional)
  3. Ser cuidadoso con los gastos y hábitos de compra Ser capaces de administrar bien nuestro dinero, conocer y entender la manera en que gastas tu dinero es el primer paso para aprender a utilizarlo con sabiduría. ¿Necesitas todo lo que compras?, ¿Puedes reciclar y reutilizar lo que tienes antes de comprar algo nuevo?
  4. Ser sencillos de pensamiento y saber qué es lo importante Cuanto más sencilla es nuestra forma de existencia menos preocupaciones tendremos y menos errores cometeremos. La clave no están llevar una vida sencilla, sino en ser sencillos de pensamiento y saber qué es lo importante. Se trata de valorar lo que verdaderamente es importante en nuestra vida, cosas y personas que jamás cambiaríamos por nada.
  5. Aprender a saborear el placer de lo simple El placer de la amistad; De un buen día; De un despertar de domingo; De la risa de un niño; El placer de viajar sin excesos; Alimentarse equilibradamente con las cantidades necesarias; De la libertad que te aporta la soledad de tus espacios personales....
  6. Cuidar el medio ambiente  Ser responsables con el medio ambiente en las pequeñas acciones diarias. Que no nos cueste nada ser un poco más comprensibles y comprometidos con los recursos naturales.
Se trata en líneas generales de ser feliz con lo que tienes. No se trata de no evolucionar o de no superarse y conformarse resignadamente con todo, se trata de aprender a disfrutar de la vida tal cual se nos presenta, "hacer lo que se puede con lo que se tiene". Esa es la filosofía y la actitud inserta en el concepto de Lagom.

                                                                                                                Víctor Rams Maiques

miércoles, 29 de marzo de 2017

CLAVES PARA EL BIENESTAR EMOCIONAL

La alegría se puede aprender, pero previamente hay que aceptar la vida tal y como es. La no aceptación no nos liberará del miedo al fracaso y de unas expectativas demasiado elevadas. Una vez aceptada la idea de: "Se hace lo que se puede con lo que se tiene", podemos seguir una serie de pasos para conseguir esa alegría:                            
  1. Perdone sus fracasos. Es más: "Celébrelos". Se trata de darnos el derecho a ser humanos y "perdonarnos" la debilidad. A partir de ese perdón, podemos estar más capacitados para aprender de esos fracasos y errores. El perdón nos liberará de la culpa.
  2. No de lo bueno por hecho: Agradézcalo. Las cosas no vienen dadas y no siempre estarán ahí. Ser realistas es pensar en procurar que llegue lo bueno y luego procurar mantenerlo.
  3. Haga deporte. Hay que segregar endocrinas, sustancias que son como unos opiáceos naturales que produce nuestro propio cerebro. Estas sustancias mitigan el dolor y causa placer. A veces, caminar a paso rápido durante 30 minutos al día basta para que nuestro cuerpo las segregue.
  4. Simplifique en el ocio y en el trabajo. "Quien mucho abarca poco aprieta", "Quien quiere estar en todas partes no está en ningún sitio"... Hay que centrarse en lo verdaderamente importante y concentrarse en ello. En este sentido lo mejor es centrarse en algo y no intentarlo todo a la vez (tanto en el trabajo como en el ocio).
  5. Aprender a meditar. Hay que practicar mindfulness; la práctica continuada de meditación contribuye a afrontar mejor los baches de la vida. La visualización es otra técnica que con mindfulness o fantasías dirigidas logra la desconexión y el descanso.
  6. Considera los problemas como desafios. Trata de pensar que superarás la adversidad y así aprenderás de ello una nueva lección.
  7. Aprender a perdonar. Trata de olvidar las ofensas y aceptar a los demás por quienes son.
  8. Se amable y agradecido. Cuando eres amable con los demás la amabilidad dada volverá a ti.


                                                                                                                     Víctor Rams Maiques

jueves, 23 de marzo de 2017

EL PODER DE LOS PENSAMIENTOS

Hace tres mil años, un filósofo griego, Epicteto, llego a decir: "No son los acontecimientos los que nos perturban, son la interpretación que hacemos de ellos lo que nos perturba".
Hoy en día, después de tres mil años La Psicología científica y en general las neurociencias no paran de demostrar que tal y como piensas sientes, que tal y como enfocamos los acontecimientos de la nuestra vida, esas interpretaciones condicionan nuestras formas de sentir.
En casi todos los momentos de nuestra vida consciente estamos en conversación con nosotros mismos; es nuestro lenguaje interior del pensamiento y da lugar a frases con que describimos e interpretamos el mundo. Si ese lenguaje y diálogo con nosotros mismos es preciso y se ajusta a la realidad, no es fuente de problemas; si es absurdo y no exacto respecto a lo real, puede producir estrés y otros trastornos emocionales.
"Mariano es un fisioterapeuta que vive a 20 km de su lugar de trabajo, una clínica de fisioterapia en la que trabaja junto a su hermana.        

Un día de invierno por la mañana, sale de su casa para comenzar su día de trabajo; le espera un cliente a primera hora; pero nada más incorporarse a la carretera, se percata de un enorme atasco: un accidente colapsa la circulación. De inmediato surge un diálogo interpone Mariano que puede discurrir de dos formas diferentes: 
Forma A.-  "¡Madre mía !"; "¿Y ahora qué hago?"; "Todo me pasa a mí"; "Voy a perder al cliente" (para los pocos que tengo); "Estoy maldecido"; "Ya no puedo más"; "Es que vivo muy lejos"; "Así no puedo continuar"....
Forma B.- ¡Qué faena!"; "Ahora que tengo un cliente"; "Menos mal que está mi hermana y le puede explicar lo que ha pasado"; "Vivo lejos, pero ahora no puedo hacer otra cosa"; "También vivir lejos tiene sus ventajas"; "Lo que acaba de ocurrir es normal y no tengo más remedio que aceptarlo"; "Son cosas que pasan"; "Si me pongo nervioso pierdo más"...
El atasco puede producir dos diálogos diferentes:
El primero es una reacción casi automática e irracional que no hace más que reforzar modos de pensar habituales que pueden no sernos útiles ni beneficiosos; que nos convencen aún más de que nuestra mala opinión de nosotros mismos y del mundo está justificada, y  lo que es peor, nos causan estrés, frustración, miedo y un elenco de emociones negativas y estados de ánimo y reacciones psicosomáticas inadaptadas.
Respecto al segundo pensamiento, podemos decir que es más adaptativo. Nos hace detenernos a considerar una respuesta. Es una forma de pensamiento racional que puede sernos más útil y beneficioso y que es más adaptativo.
Diríamos que las situaciones producen pensamientos (interpretaciones) y que a la ves éstos van a producir acciones y sentimientos interrelacionados entre sí.
                                               

En Mariano, el atasco en su camino al trabajo puede producir dos tipos de pensamientos: uno, perjudicial, y otro, por el contrario, favorable.


                                                                                                                  Víctor Rams Maiques
                             

martes, 14 de marzo de 2017

LA MODA DE "TENER QUE SER POSITIVO

La psicóloga Julie K, Norem, profesora de psicología de la Universidad de Wellesley (EEUU) en su libro " El poder positivo del pensamiento negativo" Ed Paidos, considera que en la actualidad es innegable la existencia de una fuerte presión que nos insta a considerar sólo el lado brillante de la vida. Sin embargo las emociones negativas forman parte de ella, nos aportan información importante sobre lo que nos rodea y sobre en qué debemos poner atención. Intentar suprimir estos pensamientos puede tener efectos negativos sobre nuestra salud y bienestar.
Vivimos en una época en que está de moda el ser positivo. Una sociedad seducida por vendedores de sueños irrealizables, y en esta situación se ha creado una nueva clase de discriminación, la de los que sufren. En esta "moda positiva" se pueden  producir terribles consecuencias sobre la sociedad: "Si la vida te pone de rodillas aprovecha para frenar". Esta actitud puede encadenarnos a la abnegación y a una especie de indefensión adquirida.          
Particularmente pienso como Mario Alonso Puig en su libro "Ahora yo"que una persona que mantiene una actitud positiva no niega necesariamente la realidad, ni las dificultades que ésta puede ofrecer. Simplemente se centra menos en el problema y más en la solución; pero la actitud positiva es una condición, posiblemente necesaria, "pero no suficiente". En este sentido deberíamos tener claro que aunque una actitud positiva nos hace más creativos, entusiastas y responsables, pensar que sólo con la actitud alcanzaremos lo que deseamos lleva a algunas personas a la frustración.
Mantener la dosis justa de ilusión para lograr algo y, al mismo tiempo, no perder de vista la realidad, parece ser el lo importante.
La ilusión y el entusiasmo mueven resortes muy profundos del ser humano, mecanismos que nunca experimentarán aquellos que desconocen el poder transformador de un sueño. En este sentido hay que actuar sabiendo que eventualmente van a suceder cosas que no queremos que ocurran, pero no debemos permitir que esto elimine la alegría de vivir.
Quizá la mejor alternativa sería una posición intermedia o híbrida que aglutinara el pensamiento positivo y el realismo. Un esquema a en que sólo se incluyeran objetivos realizables. En esta línea hay científicos como Oettingen que llegan a la conclusión que cuanto más razonables son las metas fijadas, mejores resultados se obtienen.
En líneas generales, podemos decir, a modo de resumen, que tenemos que decir basta a la postura de moda del positivismo. Una postura calificada por muchos como tiránica y generalizada. Una postura, la del optimismo radical y pensamiento positivo, que no consiente ni siquiera la manifestación de un estado de ánimo negativo.
Cuando perdemos un trabajo, un amigo, una pareja, una casa,... En esas circunstancias no podemos ver el lado positivo. Y es que no se puede ver, porque esas circunstancias no lo tienen.
Cuando la adversidad se pone delante de nuestra vida, cuando el invitado a vivir es un invitado que nadie llamó pero que ahí lo tienes, y no me gusta, en esa circunstancia no debería centrarme en el sino, en buscar la forma para que se vaya, o que su compañía no me haga daño. Simplemente cuando aparezca el problema tendremos que centrarnos en su solución, pero en cualquier circunstancia son necesarias ciertas dosis de pesimismo para situarnos en la realidad y no dejarse llevar por las ilusiones, aunque esta posición no debe permitir, bajo ningún concepto, eliminar la alegría de vivir.

                                                                                                                               Victor Rams Maiques