jueves, 24 de abril de 2014

INTELIGENCIA EMOCIONAL



Se emplea el término Inteligencia Emocional para describir cualidades emocionales que parecen tener importancia para la adaptabilidad y el equilibrio personal y social. En este sentido podemos aceptar que, un mayor autoconocimiento de nuestras emociones, la identificación correcta de las vivencias emocionales de los demás, la regulación de nuestros estados afectivos, el uso de las emociones para facilitar el pensamiento, son habilidades beneficiosas para nuestro bienestar psicológico, ya que nos permiten reducir la ansiedad, nos ayudan a superar situaciones estresantes, nos capacitan para mejorar nuestras relaciones sociales y crecer emocionalmente.


De esta manera podemos concluir que un coeficiente emocional (CE), elevado es tan importante como un coeficiente intelectual elevado.


A diferencia del cociente intelectual, el nivel de inteligencia emocional, puede aumentar significativamente si se trabaja. Es decir "las capacidades emocionales se pueden y se deben enseñar".
Se puede enseñar a nuestros hijos formas de modificar la bioquímica de sus emociones ayudándoles de esta manera a adaptarse mejor, a mantener un mayor control y a ser simplemente mas felices.


Prácticamente desde que nacen podemos enseñar a nuestros hijos. En este sentido a partir de los 6 meses un niño empieza a desarrollar la rabia, de ahí la importancia de saber canalizar  sus reacciones y corregirles cualquier mala acción, los niños entienden mucho más de lo que expresan, de ahí la necesidad de razonarles y de controlar sus rabietas. A partir de los dos años es una edad perfecta para iniciar a los niños en el campo del reconocimiento de emociones. A los cinco años sería perfecto que los niños supieran ya dar nombre a las emociones de modo habitual. A partir de esa edad tenemos que mantenernos constantes de que sepan afrontar las emociones, desarrollar su empatía, desarrollar su comunicación. "Enseñarles la importancia de saber escuchar".




VICTOR RAMS                                                               COPPS PSICÓLOGOS VALENCIA SLP













viernes, 4 de abril de 2014

LA CULPA



      La culpa es una de las emociones negativas mas destructivas. Promocionada y utilizada en nuestra cultura judeo cristiana, constituye una emoción que cuenta con aliados poderosos como son: el rencor, el remordimiento, el arrepentimiento y la necesidad de aprobación.

      Afecta a nuestras decisiones, conductas y relaciones y al confrontarla puede resultar tremendamente destructiva. Si la interpretación de los hechos por los que nos sentimos culpables no ha sido correcta y objetiva, podemos permanecer encarcelados de una forma gratuita, iniciándose un camino de penitencia tan inútil como destructivo.

      Sabemos que todos somos co-creadores de nuestra realidad y que de nosotros depende interpretar lo que nos sucede y actuar en consecuencia.

    Lo primero que tenemos que tener claro en la interpretación de los hechos por los que podemos sentirnos culpables sería: EL CARÁCTER DE VOLUNTARIEDAD A LA HORA DE ACTUAR.

     En realidad no deberíamos sentir ni tener la misma carga de culpa en la interpretación de un hecho cuando ha habido anticipación de las consecuencias de lo que iba a ocurrir y aún así y todo hemos realizado dicha acción a sabiendas, que respecta a otras situaciones donde no sabíamos lo que iba a ocurrir o simplemente no hemos obrado con la suficiente atención o conciencia. En este sentido, debemos separar CULPA, DE NEGLIGENCIA, IMPRUDENCIA E INOBSERVANCIA.

     Respecto a la culpa debemos tratar el sentimiento de fracaso y de rechazo y respecto al siguiente grupo (negligencia, imprudencia e inobservancia) sólo podemos aprender a rectificar en el futuro.





VÍCTOR RAMS                                                               COPPS PSICÓLOGOS VALENCIA SLP