viernes, 27 de octubre de 2017

LA DIABETES Y CONCIENCIA SOCIAL


Hace unos meses una noticia en un periódico local expresaba lo siguiente: “Un hombre de 45 años asestó una cuchillada a su mujer en un extraño episodio de violencia de género en el domicilio familiar. El agresor ingresó en prisión tras ser detenido por la policía”.
La misma noticia manifestaba que la mujer declaró en el juzgado que su marido se transforma y se convierte en un hombre muy violento cuando sufre una bajada de azúcar o hipoglucemia, un estado patológico que se produce cuando el nivel de glucosa en la sangre se encuentra en niveles anormalmente bajos, y esto habría desencadenado el brutal acuchillamiento, según la versión de la víctima y del propio agresor. Ambos manifestaron que no hubo ninguna discusión previa, ni motivo aparente para que el hombre enfureciera y agrediera con un cuchillo de cocina a su esposa. Ella también aseguró que su marido nunca antes le había pegado, aunque reconoció que sí que la insultaba con frecuencia cuando su nivel de azúcar en sangre era muy bajo.

La hipoglucemia grave se define como aquella hipoglucemia tan baja que el paciente tiene deterioro de las funciones mentales y requiere asistencia externa para la recuperación. Se puede tener un nivel bajo de glucosa en la sangre mientras se duerme. Durante el sueño se puede producir pesadillas y sudor. Al despertar, es posible que se sienta dolor de cabeza, cansancio, o, en el peor de los casos, delirio. El delirio es un trastorno del deterioro cognitivo, lo que significa que afecta el modo en que una persona piensa, recuerda y razona. Y esto es lo que “posiblemente” le pudo ocurrir al protagonista de la noticia. Unos hechos por los cuales será juzgado, un hombre que no tiene, al parecer, antecedentes por violencia de género.
Supongamos que en realidad, la motivación de este hombre en su agresión fue determinada por una crisis hipoglucémica; supongamos que el médico forense no considerara oportuno certificar que la hipoglucemia causara la agresividad de esta persona. Supongamos que por ese hecho esa persona fuera encarcelada inmediatamente. Y, supongamos, también, que por ese motivo este hombre tenga un juicio no objetivo.
Me pregunto por la posibilidad de que otras personas hayan sido encarceladas o hayan podido sufrir incomprensión, aislamiento, o trato, en general injusto por motivo de no haber entendido, o tenido en cuenta su “diabetes”. Una enfermedad que más allá del abordaje bajo el punto de vista farmacológico y terapéutico que obviamente resulta de enorme importancia, necesita también de un tratamiento adecuado del paciente en el que la asistencia psicológica debe conocer la opinión y las inquietudes de los enfermos y sus familiares. A veces no  queremos darnos cuenta, los sanitarios, los juristas, los guardianes del orden, los educadores.. etc. que tenemos poca idea de enfermedades como la diabetes. Una enfermedad que la padecen 350 millones de personas.

 Víctor Rams Maiques