Hace
unos meses una noticia en un periódico local expresaba lo siguiente: “Un hombre
de 45 años asestó una cuchillada a su mujer en un extraño episodio de violencia
de género en el domicilio familiar. El agresor ingresó en prisión tras ser
detenido por la policía”.
La
misma noticia manifestaba que la mujer declaró en el juzgado que su marido se
transforma y se convierte en un hombre muy violento cuando sufre una bajada de
azúcar o hipoglucemia, un estado patológico que se produce cuando el nivel de
glucosa en la sangre se encuentra en niveles anormalmente bajos, y esto habría
desencadenado el brutal acuchillamiento, según la versión de la víctima y del
propio agresor. Ambos manifestaron que no hubo ninguna discusión previa, ni
motivo aparente para que el hombre enfureciera y agrediera con un cuchillo de
cocina a su esposa. Ella también aseguró que su marido nunca antes le había
pegado, aunque reconoció que sí que la insultaba con frecuencia cuando su nivel
de azúcar en sangre era muy bajo.
La
hipoglucemia grave se define como aquella hipoglucemia tan baja que el paciente
tiene deterioro de las funciones mentales y requiere asistencia externa para la
recuperación. Se puede tener un nivel bajo de glucosa en la sangre mientras se
duerme. Durante el sueño se puede producir pesadillas y sudor. Al despertar, es
posible que se sienta dolor de cabeza, cansancio, o, en el peor de los casos,
delirio. El delirio es un trastorno del deterioro cognitivo, lo que significa
que afecta el modo en que una persona piensa, recuerda y razona. Y esto es lo
que “posiblemente” le pudo ocurrir al protagonista de la noticia. Unos hechos
por los cuales será juzgado, un hombre que no tiene, al parecer, antecedentes
por violencia de género.
Supongamos
que en realidad, la motivación de este hombre en su agresión fue determinada
por una crisis hipoglucémica; supongamos que el médico forense no considerara
oportuno certificar que la hipoglucemia causara la agresividad de esta persona.
Supongamos que por ese hecho esa persona fuera encarcelada inmediatamente. Y,
supongamos, también, que por ese motivo este hombre tenga un juicio no
objetivo.
Me
pregunto por la posibilidad de que otras personas hayan sido encarceladas o
hayan podido sufrir incomprensión, aislamiento, o trato, en general injusto por
motivo de no haber entendido, o tenido en cuenta su “diabetes”. Una enfermedad
que más allá del abordaje bajo el punto de vista farmacológico y terapéutico
que obviamente resulta de enorme importancia, necesita también de un
tratamiento adecuado del paciente en el que la asistencia psicológica debe
conocer la opinión y las inquietudes de los enfermos y sus familiares. A veces
no queremos darnos cuenta, los
sanitarios, los juristas, los guardianes del orden, los educadores.. etc. que
tenemos poca idea de enfermedades como la diabetes. Una enfermedad que la
padecen 350 millones de personas.
Víctor Rams Maiques
Víctor Rams Maiques
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